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Editorial: Cacería de opositores en Guerrero

Written By Unknown on Senin, 29 September 2014 | 14.11

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n conjunto de ataques ocurridos la noche del viernes en Iguala, Guerrero, tuvieron resultado de por lo menos seis muertos –entre ellos, tres estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos–, y una veintena de heridos. Según versiones de la propia Procuraduría General de Justicia estatal, en las agresiones intervinieron elementos de la policía municipal. Diversos testimonios señalan que en los hechos también hubo personas armadas no identificadas.

Las palabras iniciales de la fiscalía local para tratar de explicar los hechos –la dependencia llegó al extremo de afirmar que los uniformados abrieron fuego cuando los normalistas tomaron autobuses para usarlos en manifestaciones, como si eso justificara los homicidios– han pasado por alto que este es el más reciente episodio de una cadena de homicidios de estudiantes, dirigentes y activistas campesinos en Guerrero, ninguno de los cuales ha sido esclarecido. Apenas el 17 de septiembre pasado, en Ometepec, fue asesinado Javier Evaristo Bautista, integrante de la agrupación Unidad Izquierda Guerrerense. Durante la administración encabezada por Ángel Aguirre Rivero, de acuerdo con datos del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, se han registrado al menos 60 agresiones o ataques contra organizaciones sociales, estudiantiles, de defensores de derechos humanos, pueblos y comunidades indígenas y campesinas, entre los que se encuentran el asesinato de Rocío Mesino Mesino, líder de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS); el de Raymundo Velázquez Flores, líder de la Liga Agraria Revolucionaria del Sur Emiliano Zapata, y el secuestro y homicidio de Arturo Hernández Cardona, Félix Rafael Bandera Román y Ángel Román Pérez, líderes de la Unidad Popular de Iguala, por citar sólo algunos de los más relevantes.

Por lo demás, persiste aún el recuerdo del asesinato de dos estudiantes normalistas de Ayotzinapa el 12 de diciembre de 2012, a manos de efectivos policiales.

Por las características de los homicidios señalados, es claro que el fenómeno no forma parte de la continuada violencia causada por el descontrol de la delincuencia organizada en el país, la que no ha cesado en lo que va de la presente administración federal, pese a las políticas de comunicación social orientadas a minimizarla a ojos de la opinión pública.

Da la impresión, en cambio, de que en la entidad del sur del país se desarrolla una suerte de cacería contra las expresiones de resistencia y organización estudiantil, social y popular locales. La incapacidad de las corporaciones oficiales de seguridad pública de garantizar la vida de las víctimas y el hecho de que en los asesinatos, incluso, participen policías municipales, estatales y hasta federales, obliga a preguntarse hasta qué punto esa campaña es tolerada y propiciada por el poder público.

Es previsible que los atentados mortales contra normalistas, dirigentes y activistas de tales organizaciones contribuyan a agravar la explosividad social causada por factores como la falta de empleo, la pobreza, la ausencia de servicios, la negación de derechos individuales y colectivos. Es impostergable que las autoridades federales, estatales y municipales se deslinden en forma inequívoca de esta nueva suerte de guerra sucia y empeñen su voluntad política en desactivarla y en identificar, localizar, capturar y presentar ante los tribunales a los presuntos asesinos materiales e intelectuales.


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Cristina Pacheco: Mar de Historias

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uena el timbre que anuncia el recreo. Los alumnos del Cuarto D se levantan, dejan los cuadernos abiertos a mitad de un ejercicio, corren a la puerta y se precipitan escaleras abajo sin prestar atención a las advertencias de su maestra: No corran. No griten. No se empujen. Entre risas, los muchachos se retan a ver quién llega antes que los demás a la cancha, la cooperativa, los bebederos recién instalados.

Indiferente a la euforia de sus compañeros, Ariel camina despacio y se desvía hacia el segundo patio. Allí, a cielo abierto, se acumulan los objetos inservibles: pizarrones cacarizos, escobas de vara, cubetas desfondadas, mesabancos con las paletas curtidas de iniciales, figuritas grotescas, signos incomprensibles, fechas: todo marcado a punta de compás o de cuter o navaja.

Ariel tiene una en el bolsillo de su pantalón. No la exhibe ni fanfarronea con ella. Si lo hiciera sus condiscípulos lo verían con admiración, con respeto. Renuncia a esas expresiones para no arriesgarse a que la maestra o el prefecto descubran su secreto y lo acosen a preguntas: ¿De dónde sacaste esa navaja? ¿Quién te la dio? ¿Saben tus padres que la tienes? ¿Para qué la quieres?

Ariel se siente capaz de responder a esas preguntas, menos a la última porque en cuanto escucharan su respuesta la maestra o el prefecto, o ambos al mismo tiempo, lo mirarían incrédulos, horrorizados y sin el menor intento de ponerse en sus zapatos y comprender por qué un niño de once años quiere sofocar un dolor con otro.

II

Ariel sabe que verse aborrecido o despreciado duele mucho más que las heridas que se hace cuando, para huir de los insultos y las amenazas de su padre, oculta las manos bajo la mesa y desliza la navaja en uno de sus dedos. Lo hace con firmeza y un solo movimiento, sin quejarse y con expresión serena.

Experto en la materia, Ariel también sabe que un segundo antes de que brote la sangre aparece el dolor. Localizado, agudo, lo atrapa y lo vuelve sordo a las expresiones violentas de su padre y a las súplicas de su madre: Ramón: no le digas esas cosas al niño. No me insultes delante del niño. Si quieres, desquítate conmigo pero no con el niño, que también es tu hijo.

En esos momentos Ariel se concentra en el hilo de sangre que resbala por su piel y es como un río que lo arrastra fuera del cuarto atestado, sofocante, y lo conduce a otra parte: la calle, el estanquillo con las maquinitas, la tienda con diez televisores encendidos en el mismo canal, la escuela, el segundo patio en donde se acumulan pizarrones cacarizos, escobas de vara, cubetas, mesabancos con las paletas heridas a punta de navaja como sus dedos, pero más sus brazos y su pecho, a donde no llegan las miradas de nadie.

III

Las cicatrices, recientes, son el diario íntimo de Ariel pero también cuentan su vida de hijo único, primero amarradito a la pata de una mesa (Por seguridad, para que no se salga del mercado mientras estoy trabajando), después en la silla alta de una guardería y más tarde confundido entre los niños de la escuela que lo ignoran y lo tienen por raro porque es retraído, no se interesa en el futbol y no se quita la camisa para refrescarse en la pileta después de la hora de gimnasia.

A pesar de su aislamiento Ariel disfruta de la escuela que lo salva de su casa y le permite refugiarse en el segundo patio. Teme que llegue el día en que su padre consiga su propósito de alejarlo del estudio y ponerlo a trabajar para que lo ayude con los gastos de la casa, sepa lo que cuestan las cosas y aprenda de una vez a ganarse la vida como lo hizo él, que a los nueve años ya trabajaba en una carbonería y después en un obrador y más tarde en una refaccionaria, luego en un depósito de cartón y en una miscelánea hasta que al fin lo tomaron como dependiente en un tiradero de ropa usada.

Cuando su madre intercede por el derecho de Ariel a seguir estudiando (Tan siquiera hasta que haga su secundaria) su padre la mira con burla (eso duele) y le reclama ser tan exigente, tan desconsiderada después de todo lo que él ha hecho para mantenerlos a ella y a su hijo. Con sólo recordar sus sacrificios se descompone, grita, arroja los platos de la mesa, amenaza con impedirle volver a la escuela y después se lanza sobre su madre para golpearla sin que él –un niño de once años– pueda impedirlo.

Oír el llanto materno le duele a Ariel más que el filo de su navaja desgarrándolo. Con la sangre llega el alivio y sin darse cuenta sonríe. No imagina que con su gesto aviva la furia de su padre. Sin escapatoria posible recibe un golpe en la cara, otro en el pecho, cae al suelo, oye gritos, un portazo. Sin saber cómo llega a su cama y se envuelve en una sábana húmeda porque hace días y días que no tenemos sol.

IV

En el segundo patio hace frío. Apoyado contra la pared, oculto entre la infinidad de objetos inservibles, Ariel contempla su navaja y recuerda la discusión nocturna entre sus padres pero no el motivo ni qué la desató. Pudo haber sido cualquier cosa: el control de la televisión, la falta de cervezas, un gasto en apariencia excesivo, las eternas sospechas de infidelidad por parte de su padre hacia su madre, reproches mutuos, franco desamor.

La evocación le punza más que la herida recién abierta en la muñeca izquierda. Aturdido, fascinado por la sangre que fluye, escucha el timbre que indica el final del recreo pero no se mueve. Quiere permanecer allí, en el patio de los deshechos en donde nadie le hará preguntas, protegido por los mesabancos que tienen las paletas marcadas con la punta de un compás, un cuter o una navaja semejante a la que se le escapa de la mano.


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Rolando Cordera Campos* /I: Frente a la desigualdad, el rescate del desarrollo

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ntes de ofrecer mis notas leídas en el 20 Congreso Nacional de Economistas: mi solidaridad con su hijo; con María Emilia, Manuela y Tania; Román y Alejandro; con todos, los muchos suyos que lo quisieron y siguieron en las buenas y las malas, en los días de gloria y gozo y en los años duros donde su valentía y honor pasaron todas las pruebas. Raúl Álvarez Garín: ¡2 de octubre no se olvida!

1. Proponer como tema de este convivio académico y gremial una agenda para reducir la desigualdad social es un acierto y, me atrevería a sugerir, un aporte a los debates sobre el futuro mexicano, que puede permitirnos ir más allá de la bruma impuesta por la crisis y reconquistar la senda del desarrollo económico que se perdió en los dolorosos lustros del ajuste externo. Las decisiones tomadas entonces, y mantenidas en lo esencial hasta hoy, han significado el extravío del gran propósito resumido en el desarrollo social; también el deterioro temprano de una democracia alcanzada de manera costosa.

Enfrentar la desigualdad y proponerse abatirla implica poner a la justicia social en el centro de nuestras preocupaciones nacionales. No es una opción académica más, sino una cuestión que nos sitúa en el ojo del huracán de las deliberaciones políticas actuales sobre el porvenir de las democracias. Obliga a reflexiones de fondo y comprometidas sobre los adjetivos, las opciones y las restricciones que implica la reconquista del desarrollo. Exige plantearse a la globalización como desafío pero también como oportunidad. Demanda, asimismo, poner en otra perspectiva a las reformas actuales, al preguntarles por su impacto preciso, a más del general, sobre la pobreza y la desigualdad que nos inundan.

La difícil conversación entre desigualdad y democracia, en el contexto de una globalidad tormentosa y hostil, nos remite al tema de la política y del Estado. El quehacer de expertos y estudiosos, dentro y fuera de la academia y del Estado, debe inscribirse en la perspectiva indispensable de reconfigurar la cuestión social, hoy sometida a la fractura y la desigualdad que bloquean el bienestar y la equidad, adjetivos clásicos de todo empeño por el desarrollo económico que es, de principio a fin, como lo planteara Joseph Stiglitz, transformación social y aprendizaje democrático.

Hablamos de compromisos, me atrevo a decir que ineludibles, del Estado y la sociedad, para reducir la desigualdad. Permítanme hacer algunas consideraciones iniciales sobre lo que pienso puede ser un escenario útil de referencia para imaginar, diseñar y evaluar dichos compromisos.

Este marco se origina en la economía política del desarrollo, pero busca asumir con claridad lo que sus clásicos, seguidos por Marx y Keynes, entre otros, así como Prebisch y sus compañeros de la Cepal entre nosotros, nos enseñaron: que no hay tal cosa como la economía por sí misma, si no se la entiende como un complejo de historia y poder, de maneras siempre en proceso de cambio de entender y atender las conductas humanas.

No hay economía sin sociedad en su constante mutación, y no hay economía política sin entendimiento del poder, de la sicología y la sociología, y las siempre difíciles y acuciantes tramas de relaciones entre los estados y las naciones, eso que ahora llamamos globalización.

Me parece que lo que contribuye a dibujar un lugar de encuentro promisorio entre nuestras respectivas vocaciones y prácticas es el espacio del desarrollo económico. Ahí se dirime y define el presente y el futuro de un bienestar social hacia la igualdad que debe inspirar nuestra reflexión. unión. Dedico las siguientes líneas a señalar por qué la necesidad de pensar, e impulsar, en un nuevo curso de desarrollo, sometido a una nueva función objetivo articulada por la lucha contra la desigualdad.

2. Las aventuras y desventuras del Estado mexicano posrevolucionario en sus tratos con la desigualdad son conocidas, pero aún son terra ignota si se trata de establecer relaciones entre ella y los usos y abusos del poder político. Menos aún sabemos de lo que este fenómeno implica para condicionar la conducta de las élites económicas y culturales, y prácticamente nada de lo que propicia en aquellos mexicanos urbanos, jóvenes y desamparados, que hoy cubren el panorama nacional.

De cómo leen y entienden este abusivo escenario de concentración de riqueza estos mexicanos sólo vemos las expresiones más violentas o, en el extremo opuesto, apáticas. En ambos casos, estas reacciones aparentemente han tendido a disolverse en la salida al exterior o en la cada vez más intensa migración interna entre ciudades y territorios que recogen a estos ejércitos de jóvenes y adultos jóvenes sin expectativas, salvo las que les ofrece el consumo inmediato, fruto de la piratería o el contrabando, que además se financia en medida creciente con la sordidez de la informalidad laboral o del crimen organizado.

De la desigualdad emanan muchos de los desafíos centrales para la vida en sociedad y para el funcionamiento eficaz de un orden democrático. En esto, como lo ha mostrado el estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo sobre democracia y desarrollo, somos tan latinoamericanos como siempre: nos une la gana de ser modernos, pero nos divide hasta los bordes de la escisión una desigualdad profunda que se ha arraigado, urbanizado y desplegado en todo el territorio nacional. En abuso de la ironía, podríamos decir que la igualdad se ha modernizado.

Las fuentes de las amenazas al discurso democrático y modernizador de los últimos tiempos son varias, pero siempre encontraremos en ellas a la desigualdad económica y social. Ésta articula visiones, disputas, rencores colectivos y decepciones individuales. Superar este laberinto supone una formidable toma de conciencia de la sociedad y de sus élites de la magnitud del desafío y de la pertinencia histórica que tiene encararlo, no sólo por razones de ética y congruencia política sino porque sin hacerlo no será factible vivir la globalización como formación nacional. Así de escueto puede ser el panorama de opciones determinado por una desigualdad que hoy podemos apreciar como fenómeno transversal y ubicuo que se expresa en la salud, la educación o la cultura, y que además se agrava por el bloqueo multidimensional a la movilidad social que define hoy nuestra estructura social, como lo han mostrado los importantes estudios recientes del Centro de Estudios Espinosa Yglesias.

* Intervención en el 20 Congreso Nacional de Economistas, 26/9/14


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Leonardo Páez: ¿La Fiesta en Paz?

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lguna ocasión un fugaz consultor del jefe de Gobierno del DF afirmó que La Jornada no era precisamente el periódico más taurino de México, pues por taurino entendía alcahuetear sistemáticamente a la tauromafia y a los autorregulados dueños del duopolio de la fiesta de toros en México, es decir, llevar la fiesta en paz, como los positivos falsos, siendo que desde su fundación este diario, con un concepto periodístico de amplio espectro, decidió no excluir de sus páginas temas inapropiados para la falsa modernidad, a partir de su sumisión al pensamiento único, pero inmersos hasta la médula en la historia e idiosincrasia del pueblo.

Así, la tradición taurina de México continúa en picada precisamente por la escasez de una crítica que señale, con bases, los desvíos y tergiversaciones en que han incurrido los potentados que la tienen secuestrada, a ciencia y paciencia de gremios, autoridades y público, más el acoso de animalistas subvencionados por los que sueñan con atenuar la milenaria crueldad del planeta aboliendo la lidia de toros, y eventuales pero grotescos pronunciamientos de legisladores tan demagogos como oportunistas.

En este espacio se hace una lectura amplia del fenómeno taurino que rebasa las ocasionales hazañas en los ruedos ante la disminución de bravura en las reses, con la falacia de que ahora se torea mejor que nunca. Como son contados los toreros con verdadera expresión estética y selecta minoría los diestros de sentimiento, a la fiesta se le ha despojado de la emoción que sólo da la auténtica bravura, no el toro joven que pasa y pasa sin que a la postre pase nada, excepto solicitar y conceder orejas como confeti en una sucesión de confusiones empresariales, ganaderas, toreras y de público.

Igualmente aquí hemos señalado que en el mundo la única réplica tauromáquica a la fiesta de España es la mexicana, con un historial brillante a cargo de criadores talentosos comprometidos con el toro bravo y de toreros de acusada personalidad, particular sentido del temple y verdadero espíritu de competencia, capaces de dar la pelea y superar a las figuras importadas. Advertimos asimismo de las dos globalizaciones: la de los países poderosos y la taurina por parte de España, recubierta de un internacionalismo sin mayor reciprocidad gracias a evidentes complejos en ambos países.

Al retorcido argumento de un poderoso empresario de que al que no le gusten los toros que no vaya, hay que responder que precisamente porque a muchos les emocionan es que rechazan la anodina oferta de espectáculo del intocable duopolio, empeñado en un modelo de negocio taurino agotado y escaso de imaginación y profesionalismo, sin fomentar la tradición taurina mediante la rivalidad en los ruedos ni de formar e informar a la gente. Tras la desaparición del Anuario Taurino de México, en 1997, sigue sin haber una sola publicación seria sobre el tema, mientras se multiplican los portales en Internet y el publirrelacionismo en televisión.

Desde esta perspectiva La Jornada, con su postura de análisis y cuestionamiento, así como de respeto a la inteligencia de sus lectores, resulta ser entonces el periódico más taurino, habida cuenta de que el taurineo y la complicidad con un deplorable estado de cosas sólo han contribuido a avalar el secuestro cultural de que es objeto la fiesta de toros en México. Oiga, ¿por qué tanta hiel?, me preguntaba hace años un aficionado. Para contrarrestar tanta miel de jilgueritos alcahuetes y positivistas hipócritas, le respondí, pues la denuncia de los abusos de empresas taurinas y su connivencia con autoridades omisas ha sido la línea de esta columna, gracias al sólido concepto de periodismo suscrito por Carmen Lira, nuestra directora, a quien envío un fuerte abrazo con mi reconocimiento y gratitud por su valiente contribución a la salud social del país.

A punto de concluir en la Plaza México otra temporada de novilladas sin pies ni cabeza –21 años sin haber sacado una sola figura–, realizada como mero trámite para que la delegación autorice a la empresa la venta del derecho de apartado de la próxima temporada grande, sin el menor propósito de meter a la gente no sólo en el coso sino en el ánimo del inminente serial mediante la oferta de carteles atractivos y bien publicitados, repetición de los jóvenes triunfadores y, lo inconcebible para esta empresa, preparación de nuevas camadas de toreros que en el corto plazo contribuyan al repunte del espectáculo, poco o nada se puede decir de lo ocurrido, dada la intrascendencia que prevaleció, reflejada en pobres entradas que ocasionalmente rebasaron el 5 por ciento del aforo de la plaza, en la única respuesta que le queda a un público al que le gustan los toros pero no que le tomen el pelo semana a semana.

Corre el rumor de que la empresa no ha llegado a un arreglo con Joselito Adame, el torero mexicano joven más consistente en ruedos de México y España. ¡Ah, pero regresa Ponce!


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Eric Nepomuceno: Brasil: donar para luego cobrar

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esde que la campaña electoral de este año se inició, oficialmente, a mediados de junio y hasta el día 6 de septiembre, los partidos que disputan plazas que van de diputado estatal a diputado nacional, de senador a gobernador y, para completar, a presidente de la República, han recaudado nada menos que 500 millones de dólares.

Vale repetir: eso, hasta el primer sábado de septiembre. No se sabe cuánto habrá caído en los cofres de los partidos en las semanas siguientes, y mucho menos cuánto recaudarán las dos candidaturas presidenciales que pasen a segunda vuelta. No es absurdo suponer que hasta el domingo 26 de octubre, cuando todo ese proceso termine, la suma total alcance siderales 750 millones de dólares.

Las reglas para realizar donaciones electorales en Brasil son claras y pasan por revisiones que buscan hacerlas más rigurosas en cada elección. La expresión asegurar transparencia es repetida como un mantra. Al mismo tiempo, saben todos que, al margen de las donaciones que obedecen a todas las letras de la ley, llueven en los cofres de los partidos lo que se llama caja dos, traducción local para dinero negro.

Es imposible calcular el monto de esas donaciones ilegales, pero ningún analista consideraría absurdo pensar en por lo menos 25 por ciento del total declarado de manera legal.

Esa es la fuente principal de la corrupción que alcanza, sin excepción, a todos los partidos que tienen voz y participación activa en el escenario político brasileño. Y no me refiero solamente al dinero negro: también las donaciones legales responden, de forma clara, a asegurar privilegios futuros. Basta con saber que de esos 500 millones de dólares donados hasta la primera semana de septiembre, más de la mitad tuvo origen en solamente 19 grupos empresariales. Se dona hoy para cobrar mañana, y ese mecanismo perverso es considerado parte del juego político.

El PT y la actual presidenta, Dilma Rousseff, reclaman una reforma política que tendrá, por fuerza constitucional, que partir del Congreso Nacional, prohibiendo donaciones privadas. Ocurre que ese mismo congreso es integrado por diputados y senadores que, al fin y al cabo, son los beneficiarios de las donaciones realizadas por aquellos grupos económicos a los que beneficiarán después.

De acuerdo con la actual legislación electoral brasileña, las empresas pueden donar hasta 2 por ciento de los ingresos declarados en el año anterior. Las donaciones individuales tienen como tope 10 por ciento de la renta declarada. Sin embargo, no hay límites absolutos, o sea, grupos que ingresan miles de millones de dólares pueden hacer donaciones siderales sin que eso signifique más que cosquillas en sus contabilidades. Al fin y al cabo, más que donación se trata de una inversión, cuyo retorno está asegurado por el grado de influencia que esas empresas conquistan sobre los que son electos.

En el balance parcial recién divulgado, el donador más generoso es de JBS S.A., la mayor industria de carnes del mundo, una potencia planetaria que se consolidó en las dos presidencias de Lula: alrededor de 55 millones de dólares llovieron en las cajas de al menos 168 candidatos a diputado nacional, 197 postulantes a diputado estatal, 12 a gobernador, 13 a senador y los tres principales candidatos a la presidencia.

También los gigantescos grupos de la construcción, que suelen conquistar obras públicas de valores multimillonarios, son de una generosidad asombrosa a la hora de donar. Por razones nada ideológicas, sus dineros suelen concentrarse en los candidatos oficialistas, pero la oposición –por las dudas– también recibe su parte. Cuando surge algún fenómeno de sorpresa, como es este año el caso de Marina Silva, los recaudadores, en lugar de golpear puertas, no necesitan hacer otra cosa que sentarse y esperar por las ofertas.

Hasta fines de agosto, las mayores constructoras brasileñas donaron unos 34 millones de dólares a las campañas de los partidos y alianzas de los tres principales candidatos: Dilma Rousseff, Aécio Neves y Marina Silva.

Entre los donantes individuales, este año se observan curiosidades. Alexandre Grendene, dueño de Grendene, que la revista Forbes dice que es el mayor fabricante mundial de chancletas, donó, hasta la primera semana de septiembre, nada menos que medio millón de dólares al Partido Comunista de Brasil. Bastante más coherente parece ser la señora Maria ( Neca) Alice Setubal, una de las herederas del Itaú, el mayor banco privado de Brasil. Ella donó unos 700 mil dólares al partido de Marina Silva, de quien es una de las principales asesoras.

La banca en general suele tener brotes de generosidad en temporadas electorales. Hasta fines de agosto, los pulpos del sector donaron unos 15 millones de dólares, la mayor parte destinada a los dos candidatos de oposición.

Esa fiesta perpetúa un sistema plagado de vicios y es la matriz de la parte sustancial de la corrupción irremediable que el país enfrenta. Se dona hoy para cobrar mañana. Quien más dona: más sabrá cobrar.

Cada político electo contrae una deuda y la generosidad de los donantes se transforma en apetito voraz a la hora de obtener los resultados de su inversión.


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José M. Murià: El racismo mexicano

Written By Unknown on Minggu, 28 September 2014 | 14.11

José M. Murià

N

o es un caso aislado que un ex secretario de gobierno de Querétaro, precisamente el de Desarrollo Social, miembro de una familia pomadosa y de un partido en el que se dice que militan los decentes, haya proferido un insulto racista en contra de un futbolista, muy bueno que fue aunque ya se encuentre en franca decadencia. Solapadamente, en la intimidad, mucha gente manifiesta su racismo por igual, sólo que no tienen la osadía de hacerlo con tanta ostentación.

Tengo bien grabado un ejemplo: un miembro de una encumbrada familia tapatía, aseguraba en una extendida reunión de su clan que un determinado equipo ganaría por fuerza el Superbowl, debido a que su mariscal de campo era blanco y el contrario era negro. Está científicamente comprobado que los negros son menos inteligentes, concluía. Poco le faltó, dado su credo, afirmar que Dios así lo había dispuesto. En este caso la ciencia de la historia no le dio la razón, pues el negro ganó.

Pero no hay que ver el asunto de negro o de blanco. Las diferentes tonalidades de gris también dan lugar a un fuerte sentimiento discriminatorio. ¿Cuántas veces hemos oído que el niño es simpático pero prietito, o que ese joven es indio pero trabajador?

No cabe duda de que el criollismo mexicano, cuando se sustenta también con una buena posición económica, con frecuencia viene acompañado de una fuerte carga racista. Todavía se oye, al menos en Guadalajara la blanca y en lo que resta de la casta divina de Mérida, por caso, distinguir por el color de la piel entre la gente de razón y la otra…

Es completamente cierto, lo que reitera Miguel León-Portilla, de que el amor de muchos mexicanos por los indios, se concentra en los que tienen varios siglos de muertos.

Si bien pueden encontrarse manifestaciones racistas mayormente en un determinado partido político de filiación conservadora. Puedo dar fe de casos flagrantes, por ejemplo, en el Movimiento Ciudadano jalisciense, aunque podrían explicarse por sus ligas con la derecha del PAN, pero es curioso que se haga presente incluso entre sectores reputados como feministas. La discriminación de las mujeres no se tolera –lo cual está muy bien– pero la de los indios sí.

Por igual, en el Partido Verde Ecologista de esta misma tierra, el racismo tampoco canta mal las rancheras.

¿Podemos suponer que el racismo tiene más bien sus queveres con la cultura y la concepción criolla de la vida que aún sobrevive? ¿Qué es una herencia de la Conquista o, más bien, del proceso de colonización, puesto que es evidente que muchas de sus lacras no han sido erradicadas?

De cualquier manera, debo reconocer que las reacciones de tantos queretanos, panistas o no, y de un importante sector de la opinión pública nacional, ante la vergonzosa expresión del señor Carlos Treviño, resultan ser sumamente satisfactorias. Ojalá sirvan para que, al menos en voz muy alta, los racistas mexicanos de corazón, se guarden en el futuro de abrir su bocota en este sentido. Tal vez estemos en buen camino, pues parece que muchos estamos de acuerdo por encima de colores políticos, ojalá pronto pueda hablarse también de una coincidencia de los diferentes estratos sociales.


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Juan Pablo Duch: Apuntes postsoviéticos

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la luz del decisivo apoyo que brinda Rusia a los separatistas de Donietsk y Lugansk en Ucrania, no es ocioso recordar que, al disolverse la Unión Soviética hace 23 años, millones de rusos despertaron de pronto en otro país diferente al suyo.

Dos décadas más tarde, descontando los pocos que optaron por retornar a la patria, estos son los datos de la presencia de rusos o personas de origen ruso en las antiguas repúblicas soviéticas, expresados en porcentaje en relación con el total de habitantes: Letonia, 27; Estonia, 24; Kazajstán, 20; Ucrania, 17.3; Bielorrusia, 11.4; Moldavia, 9.4; Kirguistán, 9; Lituania, 6; Uzbekistán, 5.5; Turkmenistán, 4; Georgia, 1.5; Azerbaiyán, 1.4; Tayikistán, 1.1, y Armenia, 0.5.

En términos comparativos, los rusos fuera de Rusia que residen en el espacio postsoviético son más o menos 20 millones, el doble de la población de países europeos como Bélgica, Grecia, República Checa o Portugal, por no hablar de los Estados que tienen menos de 10 millones de habitantes.

Vivir fuera de las fronteras de Rusia, inmersa ésta a comienzos de los años 90 del siglo pasado en la caótica transición del socialismo real al capitalismo salvaje encabezada por Boris Yeltsin, supuso para ellos la pérdida de derechos fundamentales y, al cabo del tiempo, en muchos casos los volvió ciudadanos de segunda.

Paradójicamente, en el contexto de la actual guerra fratricida, Ucrania –el país con mayor número de habitantes de origen ruso– era una de las ex repúblicas soviéticas en que más se respetaban sus derechos, al tiempo que los gobiernos pro occidentales o pro rusos que se alternaban en el poder saqueaban por igual a la población tanto en el este como en el oeste. Así sucedió hasta que la desafortunada decisión del Parlamento de prohibir el idioma ruso como oficial, luego revocada, sirvió de detonante para comenzar a dirimir las diferencias con las armas.

En un país de la Unión Europea como Letonia, por ejemplo, quienes no han querido o podido pasar los exámenes para naturalizarse –cerca de 100 mil rusos ya lo hicieron– son ahí nepilso_i (en letón, no ciudadanos), europeos con pasaporte especial para extranjeros sin derechos políticos, la mayoría de origen ruso, pero también ucranio, polaco y bielorruso.

No están mejor –marginados en todo: idioma, religión, trabajo– los rusos que viven en los Estados musulmanes de Asia central. Incluso Kazajstán, uno de los países que se considera más firme aliado de Rusia, expresó preocupación por boca de su presidente, Nursultan Nazarbayev, de que Moscú quiera convertir el norte de Kazajstán, donde se concentran los rusos, en el sur de Rusia.

Por ahora queda sin respuesta qué va a emprender Rusia una vez que se resuelva la crisis de Ucrania, sobre los territorios con población de origen ruso en los países vecinos, a obvia excepción de los que son miembros de la OTAN.


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Editorial: CNDH: omisiones y deterioro

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n día después de que el titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Raúl Plascencia Villanueva, denunció como guerra sucia la solicitud de juicio político en su contra –interpuesta por un grupo de asociaciones civiles y humanitarias–, salieron a la luz diversas placas fotográficas sobre los hechos ocurridos el pasado 30 de junio en Tlatlaya, estado de México, donde 22 civiles murieron a manos de elementos del Ejército. A partir del análisis de estas imágenes, difundidas en la edición de ayer, expertos en criminología formularon señalamientos tan delicados como que 14 de las 22 víctimas fueron ultimadas a corta distancia y que la escena de los hechos ''fue totalmente manipulada; hubo cuerpos que fueron sembrados y se desaparecieron evidencias".

A ello se suma la detención de una decena de efectivos militares involucrados en el caso, elementos que, en conjunto, multiplican las dudas existentes sobre la versión oficial de los hechos mencionados. Como se recordará, luego del episodio, el gobierno federal afirmó que la muerte de los civiles se había dado en el contexto de un enfrentamiento. Tal versión, inverosímil desde un inicio, fue, sin embargo, respaldada por la propia CNDH, cuyo titular afirmó: Tenemos claridad de que se trató de un enfrentamiento, declaración tan desafortunada como improcedente que desvirtúa desde un inicio las investigaciones sobre los hechos anunciadas por ese organismo.

El caso es ilustrativo del desempeño errático que ha tenido la CNDH, cuya construcción ha costado mucho al país en términos económicos, políticos y sociales a lo largo de la gestión de Raúl Plascencia, quien, como se mencionó el pasado jueves en este mismo espacio, se ha caracterizado por las omisiones respecto de sus responsabilidades y la obsecuencia ante el poder.

Esas conductas serían graves en cualquier circunstancia, pero en la actual lo son aún más en razón del deterioro que experimenta la observancia de los derechos humanos en el país. No es casual que México destaque por sus evaluaciones negativas en prácticamente todos los informes sobre derechos humanos emitidos por organismos nacionales, multinacionales y por organizaciones no gubernamentales.

Sería injusto e improcedente achacar a la CNDH la responsabilidad total por la situación en materia de derechos y garantías fundamentales del país, habida cuenta de que la vulneración de éstos es fundamentalmente un fenómeno correlativo a las acciones u omisiones de las autoridades. Pero también es inadecuado eximir a la entidad que encabeza Plascencia Villanueva por las omisiones cometidas hasta ahora, y por lo que parece ser una renuencia sistemática de su parte a señalar responsabilidades de los distintos niveles de gobierno ante hechos como la masacre de Tlatlaya o el asesinato del menor Luis Alberto Tehuatlie en Puebla.

Antes que evocar fantasmagóricas guerras sucias o campañas en su contra, sería deseable y necesario que el ombudsman nacional empleara los recursos a su alcance, que no son pocos, en cumplir con el mandato del organismo público que encabeza. De otra forma, difícilmente se podrá contener, y menos revertir, el descrédito que padece la CNDH entre activistas y organizaciones humanitarias y entre amplios sectores de la sociedad.


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Enrique Galván Ochoa: Dinero

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l presidente Peña Nieto anunció la construcción de un nuevo aeropuerto para la ciudad de México con un costo de 169 mil millones de pesos. El proyecto fue realizado por los arquitectos Norman Foster y Fernando Romero. Esta semana preguntamos a nuestros encuestados ¿Necesita la ciudad de México un nuevo aeropuerto? Sí, pero no tan costoso como el de Foster y Romero, opinaron 902 personas; 498 respondieron no, el actual sólo necesita adaptaciones; 145 personas dijeron sí, el actual es inseguro e insuficiente, y 165 se pronunciaron en diversos sentidos.

Metodología

Enviamos esta encuesta a los buzones de los integrantes de El Foro México y a las redes sociales Facebook y Twitter, el domingo de la semana pasada. Participaron mil 710 personas, de las cuales mil 378 corresponden a El Foro México, 298 a Facebook y 34 a Twitter. A continuación, algunos de los comentarios recibidos.

El Foro México

Considero que sí se necesita un nuevo aeropuerto. No puedo opinar acerca del costo. Sin embargo, no estoy de acuerdo con su localización. Recordemos el desastre ecológico y las tolvaneras hace años, cuando el Lago de Texcoco estaba seco.

José Moreno Rodríguez / Cuernavaca

Operará la ley de Keops de los proyectos Faraónicos: tardará el doble y costará el triple.

Gerardo Cisneros / México, DF

El nuevo aeropuerto nos dará una bella imagen en el extranjero para atraer las inversiones anheladas. Con el aeropuerto viejo pueden sospechar que somos tercermundistas.

José Luis Morales / Ciudad Victoria

¿Si no construyen aeropuerto, en­tonces dónde aterrizará el avión del presidente surgido del PRI en 2018, 2024, 2030, 2036, etcétera?

David Luviano / México, DF

El aeropuerto puede hacerse en otra ciudad cercana al DF, la ciudad tiene ya muchos problemas como para traer más.

Virginia González Melgarejo / Puebla

Sigue las reglas de siempre, según la filosofía del maestro Hank González: que haya obras, para que queden sobras.

David Villegas Martínez / San Luis Potosí

Es claro que necesitamos mejorar nuestra capacidad para recibir más trafico aéreo; sin embargo, el proyecto además de costoso es un insulto a los más de 50 millones de pobres del país, que jamás lo usarán.

Juan Manuel Martínez Valdez/ México, DF

Es cierto que se necesita un nuevo aeropuerto, pero no necesariamente en zona lacustre, como el Lago de Texcoco y se debe evitar, a toda costa, enfrentar a la población local para arrebatarles sus tierras. Recuerden la represión a la gente en Atenco.

Ana Isabel García / Cuautla, Morelos

La Estela de Luz servirá de faro al ­megaeropuerto.

Juan Carlos Raya Pérez / Celaya

¿De qué sirvió la millonada que se le metió en el periodo de Fox?

Rafael López Villicaña / Ciudad Juárez

Facebook

¿Por qué gastaremos millones de pesos en un aeropuerto, cuando más de la mitad del país se encuentra sumida en la pobreza?

Luis Martínez / México, DF

Se deben mejorar y promover los aeropuertos aledaños a la ciudad de México: Puebla, Toluca, Querétaro e Hidalgo, y dejar de hacer más rutas directas para no hacer cosas como Monterrey-Distrito Federal-Tijuana.

Juana Leticia Rivera / Morelia

Sería más viable y menos causante de daños al ambiente construirlo en Tizayuca

Juan Carlos Brenes / Cuautitlán Izcalli

Es necesario modernizar a este país y dejar de estar atados ideológicamente.

Carlos Chablé / Xalapa

Siempre una mejora es buena, un cambio, una actualización, pero cuando se quieren llevar entre las patas a quien sea un obstáculo en su camino ya no es válido y es que desafortunadamente en México siempre salen perdiendo los lugareños.

Tere Marín / Santa Catarina.

Yo trabajo en el AICM y sabemos que éste ya superó su capacidad desde hace mucho, inclusive con la Terminal 2 no es suficiente, pero deberían planearlo mejor y ser más transparentes.

David Rubén Castillo / Ecatepec

Twitter

Piénsese en lo estratégico de la zona, cuando se habla en términos ecológicos y con proyectos así, aún se llenan la boca con temas como el cambio climático.

@yolkamini / Ciudad de México

No sólo no tan costoso, sino que creo no es el momento, como tampoco la compra del nuevo avión presidencial.

@quiquirrin66 / Tuxtla Gutiérrez

El diseño del nuevo aeropuerto está horrendo, parece un ajolote

@nepetronic / México, DF

Se necesita otro aeropuerto bien ubicado y que sea funcional, pero que no nos vaya a dejar en la ruina

@lobesno257

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Ilán Semo: Desde el panóptico digital

U

na empresa japonesa lanzó en días recientes una nueva versión de lentes digitales, SmartGlass. Cuentan con las mismas funciones que los Google Glass: un iPad y un smartphone combinados en un solo dispositivo. Pero hay una novedad: una microcámara esférica podrá registrar, de manera simultánea, el rostro del usuario –como en Skype– y su campo visual. Una suerte de tercer ojo que observa lo que vemos en el momento en que se mira. Si la conectividad de las redes ya alcanzó (o mejor dicho: colonizó) los espacios de la voz y la imagen, ahora sigue el de la mirada.

La tecnología del tercer ojo tiene su historia. En la segunda campaña en Irak en 2003, las tropas de infantería estadunidenses llevaban en sus cascos una cámara infrarroja –para acciones nocturnas– que enviaba una señal a un satélite. El satélite regresaba la imagen con un campo de visión extendido. En ella aparecían las posiciones del enemigo que escapaban a la visión de los soldados. La novedad es que, en su versión SmartGlass, el tercer ojo ya está disponible para cualquier persona.

En la red, cada clic crea un registro. Cada acción queda almacenada. Por todos lados dejamos señas y señales de nuestra existencia. Un policía del siglo XX jamás habría soñado con la centésima parte de información de una sola página de Facebook. En la esfera digital, un ciudadano equivale a un archivo: un historial confeccionado durante años. Con fotos íntimas y noticias aún más íntimas. Ahí se registran sus gustos y preferencias, sus éxitos y fracasos y, sobre todo, su forma de pensar. Un archivo que contiene una auténtica caja de Pandora, el núcleo de un nuevo poder: la sociedad de control. En el mismo espacio de libertades que Internet hizo posible, con sus capacidades para evadir la censura y sus flujos de comunicación viral, ha surgido un sistema de desmovilización digital.

En principio, toda forma de poder supone tres operaciones básicas: vigilar, controlar e intimidar. En los años 70, Foucault sorprendió a todos cuando empleó la metáfora arquitectónica de la cárcel ideada por Bentham para explicar el funcionamiento de los sistemas de vigilancia en el siglo XIX. Bentham imaginó un presidio en el que el vigilante, situado en una torre, observaba a los presos sin que éstos pudieran observarlo. (El diseño de la cárcel de Lecumberri se inspiró en este modelo). Los presos nunca sabrían cuándo eran vigilados. Es un sistema en el que pocos observan a muchos, y que permite un control sistémico. Su eficacia dependería, según Bentham, de recluir a los presos en celdas aisladas para impedir cualquier comunicación entre ellos.

En el panóptico digital, que imagina Byung-Shei Huan ( La sociedad de la transparencia, Herder, 2013), las cosas transcurren de otra manera. En Internet todos se comunican entre sí de manera incesante. La gente sube su historial en forma voluntaria. Y el proceso de vigilancia es absolutamente secreto (no hay torre ni vigía a la vista). Los que realizan la operación de observar son buscadores automáticos. La perversión de este sistema reside en que el Estado no contempla ninguna ley que regule y fije los límites de su accionar. (En Estados Unidos, el mismo Obama echó por tierra la exigencia de legislar sobre la vigilancia por Internet). Es un retorno a las formas del poder total.

Habría aquí que celebrar el premio que la fundación Right Levlihood otorgó a Edward Snowden. Fue el primero en develar las entrañas de este nuevo panóptico.

Pero el control requiere algo más que la operación de vigilar. En México, en los años recientes, la esfera digital se ha convertido en un territorio donde el Estado ejerce prácticas de coerción directa: la amenaza, la intimidación, la fabricación de tuiters y la clonación de páginas forman parte de un catálogo de prácticas cotidianas para desmovilizar a la crítica y cancelar las libertades elementales de expresión. Los bots contra el movimiento estudiantil, las amenazas contra los seguidores de López Obrador en 2012, las campañas de falsificación contra Carmen Aristegui y la clonación de páginas en Quintana Roo no son meros síntomas de un nuevo sistema de control.

Para el Estado, el dilema reside en que la información abarca tales dimensiones y el sistema de vigilancia es tan escrupuloso que puede derivar en un vértigo de paranoia. Algo semejante a lo que sucedió con la Iglesia en el siglo XVI, cuando veía al demonio en cada esquina. En Puebla, en 2013, el gobierno local arrestó a tres jóvenes por crear una página de Facebook con el nombre Revolución 2013 Puebla. Fueron golpeados y torturados. No eran militantes de ninguna organización civil. Sólo estudiantes.

No existe en la legislación actual, más allá de alusiones en otras leyes, ninguna ley específica contra delitos digitales (sobre todo los que cometen los funcionarios). Tal vez sea hora de exigirla.


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Gilberto López y Rivas /I: América Latina en la geopolítica del imperialismo

Written By Unknown on Sabtu, 27 September 2014 | 14.11

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l libro de Atilio Boron América Latina en la geopolítica del imperialismo (México, UNAM, 2014) es de importancia estratégica para la lucha de nuestros pueblos contra el imperialismo estadunidense, y está destinado a convertirse en un clásico de obligada lectura, tanto en los ámbitos de la academia como en los de la militancia revolucionaria y las resistencias anticapitalistas. Atilio Boron sobrepasa con creces su propia aspiración, expresada al final del texto, de que esta obra fuera una contribución útil y persuasiva a la batalla de ideas. Con toda justeza, esta acuciosa, seria y fundada investigación ganó el prestigiado Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2012, que otorga el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, y ha sido un gran acierto que la Universidad Nacional Autónoma de México haya decidido publicarla en nuestro país, incluyendo un pertinente postfacio para esta edición mexicana.

Atilio Boron siempre se ha distinguido por su modo franco y sin ambages para tratar temas complejos y controvertidos, los cuales aborda con una afortunada combinación de sencillez y profundidad, de información e interpretación. Desde las primeras páginas introductorias va planteando las tesis que sostienen sus argumentos centrales: la transición geopolítica global se está llevando a cabo no en una época de cambios, sino en un cambio de época, según expresión de Correa, en la que se constata el debilitamiento del poderío global de Estados Unidos, que aunque es y seguirá siendo un actor fundamental del sistema internacional, sus poderes se encuentran acotados, y tomando muy en cuenta que la ratificación histórica señala que en su fase de descomposición los imperios se tornan mucho más agresivos y sanguinarios. Estas tesis van de la mano, a lo largo de la obra, de otra que reitera y demuestra exhaustivamente: América Latina es, para Estados Unidos, la región más importante del planeta; juega un papel crucial en el diseño geopolítico del imperialismo y es la zona del mundo en donde la resistencia al imperialismo estadunidense ha sido más prolongada y tenaz. De este hecho se deriva una idea de la mayor importancia, particularmente para la intelectualidad comprometida con la lucha de los pueblos de nuestra América: el conocimiento del imperialismo, de Estados Unidos como centro del sistema, de su sociedad, economía y cultura, es elemento indispensable de cualquier estrategia emancipatoria. Me considero parte de esta corriente que estudia las élites del poder, como aconsejaba oportunamente C. Wright Mills.

Tratar el significado actual de imperialismo es crucial frente a conceptos como el de globalización, concebido como la interdependencia de todas las naciones, con desconocimiento de las asimetrías económicas y las distintas posiciones que ocupan en el sistema. En el campo de la izquierda, Atilio despeja toda duda sobre el discurso pernicioso que se plasma en las tesis de autores como Michael Hardt y Antonio Negri, que en su libro Imperio llegan a sostener que la edad del imperialismo ha concluido; que hay imperio pero ya no más imperialismo. Con toda razón, se destaca que el efecto de este argumento ha sido el desarme ideológico y político, la desmovilización, y la desmoralización, en un momento en que el imperialismo redobla su agresividad. Coincido en afirmar que más allá de estas confusiones teóricas o alucinaciones discursivas, el imperialismo persiste. Asimismo, es muy importante la afirmación de Boron de que la globalización neoliberal no ha hecho desaparecer a los estados nacionales, de que seguimos viviendo en un mundo de estados nacionales. Para quienes hemos estudiado los avatares de la cuestión nacional, queda claro que si bien la explotación y el despojo se mundializan, la dominación es mediada por estados nacionales. Esto es, el imperialismo pasa inexorablemente por estructuras nacional-estatales de mediación, no es un factor externo, sino que opera a través de una articulación entre las clase dominantes a escala global, lo que se denomina la burguesía imperial, la cual dicta sus condiciones a las clases dominantes locales en la periferia del sistema. Este Estado nacional de competencia –término de Ana María Rivadeo– posibilita el funcionamiento de exacción de excedentes y saqueo de recursos que caracterizan el pillaje imperialista; garantiza la eficaz labor de los aparatos legales y represivos para someter a la fuerza de trabajo y criminalizar a las oposiciones.

Así, el imperialismo continúa siendo la fase superior del capitalismo, en nuestro tiempo, con rasgos cada vez más depredatorios, agresivos y violentos, colocando a la humanidad en los límites de su propia destrucción como especie. El imperialismo actual tiene como su centro indiscutido a Estados Unidos, con cinco oligopolios, siguiendo Boron a Samir Amin: el tecnológico, el control de los mercados financieros mundiales, el acceso a los recursos naturales del planeta, el control de los medios de comunicación y el de las armas de destrucción masiva. En este contexto, la supremacía militar de Estados Unidos es incontestable, dentro de ciertos límites; es capaz de destruir países pero no puede llegar a normalizar el funcionamiento de sus víctimas para garantizar el eficaz saqueo de sus riquezas y el despojo de sus recursos, como demuestran los casos de Irak, Afganistán y Libia. Acorde a nuestro autor, al recurrir el imperialismo cada vez más a la represión, ésta potencia la resistencia de los pueblos, lo que a su vez, requiere incrementar la dosis represiva, en una sucesión creciente de acontecimientos que no tiene otro destino que el derrumbe final del sistema.

Coincidimos plenamente con el autor en torno a la excepcionalidad de la crisis actual. Esto es, vivimos una crisis integral, civilizatoria, multidimensional, cuya duración, profundidad y alcances geográficos el tiempo se encargará de demostrar que son de mayor envergadura que todas las que le precedieron.


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Maciek Wisniewski*: Las contradicciones del capital (según David Harvey)

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al vez lo que más perturbaba –y ocupaba– a Carlos Marx en su trabajo era la contradicción entre la realidad y la manera en que las cosas aparecían en la economía burguesa. Su propósito: trascender el fetichismo y revelar la verdadera cara de la circulación y acumulación del capital.

Desde hace unos años David Harvey, el reconocido geógrafo y marxista inglés, trata de hacer lo mismo en el contexto de la crisis: ir más allá del fetichismo reproducido por la mayoría de sus explicaciones, entender los modos y las limitaciones del capital y pensar en cómo liberarse de él.

En The enigma of capital (2010), analizando el misterio de como éste logra superar diferentes barreras y seguir reproduciéndose, argumentaba –contrariamente a muchos marxistas– que no hay una sola teoría de las crisis (LTRPF, etcétera) –es una cuestión dinámica–, que éstas son esenciales para que el capitalismo regrese al equilibrio y que la burguesía no resuelve sus crisis, sino las desplaza.

En su nuevo libro Seventeen contradictions and the end of capitalism (2014) desarrolla este argumento y tomando como central la idea de Marx que las crisis son manifestaciones de las contradicciones internas del capital intenta revelar el meollo de problemas que enfrentamos.

Su objetivo: identificar y analizar estas contradicciones (en un sentido dialéctico: tensión entre fuerzas adversas) para formular una respuesta política al capitalismo. "En todo eso quise ser un poco más fino, no sólo, como a veces hacemos los marxistas, tachar de 'contradicción' a todo lo que no alcanzamos a entender", dice ( LSE, 2/4/14).

Y presenta 17 contradicciones, divididas en tres bloques: 1-7 fundacionales (se aplican al capital sin importar la época); 8-14 dinámicas (cambiantes a lo largo del tiempo); 15-17 peligrosas (que amenazan su reproducción).

#1. Valor de uso y valor de cambio (con el crash de la vivienda en Estados Unidos, millones de personas fueron desposeídas de sus casas –valor de uso– por la especulación, o sea el elevado valor de cambio).

#2. Valor social del trabajo y su representación en dinero (el dinero es un necesario mediador, pero oscurece la relación social detrás de la producción del valor).

#3. Propiedad privada y el Estado capitalista (el Estado es un agente del capital, escribía Marx, pero también es capaz de proteger intereses comunes).

#4. Apropiación privada y el bien común (la acaparación del valor social también es producto del mercado normal, no solo por ejemplo de acumulación por desposesión).

#5. Capital y trabajo (la explotación y la extracción de plusvalía son fundamentales, pero ocurren no sólo en el lugar de trabajo, sino también, por ejemplo, en la vida urbana).

#6. El capital: ¿un proceso o una cosa? (definitivamente un proceso social, pero el capital es igualmente capaz de materializarse en cosas).

#7. La unidad contradictoria producción/realización (el campo predilecto de disputas marxistas sobre el origen de las crisis: No es uno u otro, sino la relación entre ambos, vide: Grundrisse).

#8. Tecnología, el trabajo y la desechabilidad humana (la innovación apunta a la disminución de empleos y aumento de la importancia de rentas que asfixia a la producción y... al capital).

#9. Divisiones del trabajo (el objetivo del capital en su uso no es técnico, sino político-social: la alienación).

#10. Monopolio y la competencia-la centralización y la descentralización (el monopolio no es una aberración, sino el ideal del capital que se mueve en varios niveles).

#11. Desarrollo geográfico desigual y la producción del espacio (el capital moldea el espacio –y tiempo– según sus necesidades, pero es un proceso muy inestable).

#12. Disparidades del ingreso y la riqueza (la desigualdad es fundamental para el capital: deriva de su dominación clasista sobre el trabajo; la distribución y el capital son incompatibles).

#13. Reproducción social (la comodificación corrompió también la vida cotidiana, pero la abrió a la vez a la lucha anticapitalista).

#14. Libertad y dominación (entre la retórica de la libertad y la realidad de la dominación hay una brecha importante...).

#15. El crecimiento compuesto infinito (ya es estructuralmente imposible seguir con la actual tasa de crecimiento anual compuesto: hay que abrazar el decrecimiento y " zero growth economy").

#16. Relación capital/naturaleza (una contradicción central, pero quizás no fatal para el capital –¡sic!– capaz de ajustar su relación metabólica y nutrirse del desastre).

#17. La revuelta de la naturaleza humana: la alienación universal (presente en todos los aspectos –producción, consumo, vida cotidiana, naturaleza– llama por el ¡humanismo revolucionario!).

Una de las conclusiones de Harvey es que todas estas contradicciones interactúan y se apoyan mutuamente ("esto es lo que Marx llama la 'totalidad'"); del mismo modo, si una se vuelve absoluta, contagia a otras y dispara una crisis.

"Marx es conocido supuestamente por decir que el capital caerá bajo el peso de sus contradicciones internas. Pero yo no puedo encontrar dónde él dijera eso y de hecho dudo que lo hiciera. Eso presupondría un colapso mecánico (…)", anota.

Y en realidad, según Marx, sólo una respuesta organizada acabará con el sistema y las crisis son apenas momentos de oportunidad. El capitalismo no caerá por sí solo, tendrá que ser empujado, añade Harvey.

Aquí es donde entran las contradicciones, en las cuales, como anotaba Brecht, late la esperanza. Ofrecen un espacio desde donde se puede empujar y resultan cruciales para la praxis política. Para animarla Harvey ofrece 17 mandamientos para el cambio, derivados de cada una de las contradicciones (véase aquí http://thewhitereview.org/features/seventeen-contradictions-and-the-end-of-capitalism/).

La abolición del valor de cambio fue la premisa anticapitalista central de Marx. Un lugar desde donde edificar una sociedad nueva. También según Harvey allí comienza la confrontación con el capital y sus mitos, como aquel de que el mercado es el más eficiente en proporcionar el valor de uso (allí están los millones sin techo, muertos de hambre, enfermedades curables, etcétera). Todo vuelve y parte de la fundamental contradicción #1.

Todo lo viejo acaba allí. Todo lo nuevo empieza.

*Periodista polaco

Twitter: @periodistapl


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Penultimátum

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esde hace 500 años se celebra la fiesta denominada Toro de la Vega en el pueblo español de Tordesillas. Consiste en soltar el segundo martes de septiembre un toro de hasta 600 kilos que es acosado por una multitud por las calles del pueblo hasta llegar a la ribera del río Duero. Aquí, a campo abierto, lo persiguen lanceros a pie o a caballo. Si el toro logra rebasar los límites territoriales fijados por los organizadores o los lanceros no logran abatirlo, es indultado.

De todas formas muere por las heridas que recibe de medio centenar de personas que se inscriben previamente en el ayuntamiento de Tordesillas. Se supone que los lanceros deben enfrentarse de a uno contra el animal y no utilizar medios artificiales para protegerse del toro. Las normas explican que una vez que haya caído debe apuntillarse inmediatamente. Pero no es así y muchos lanceros se manchan con la sangre del toro abatido para mostrar que participaron en el torneo.

Treinta mil personas acompañaron el pasado 16 de septiembre a los lanceros en la persecución del toro de nombre Elegido. Esto, pese a la protesta de los grupos ecologistas, actores, cantantes, escritores, personajes famosos, legisladores y políticos, que lograron recoger más de 100 mil firmas en respaldo a una petición para que el congreso de los diputados prohíba esta salvaje fiesta. La campaña es internacional y se llama Rompe una lanza contra la tradición del Toro de Vega. La consideran éticamente injustificable, ilegal, que provoca al toro una muerte lenta y dolorosa.

Como las autoridades españolas respaldan esta tradición cultural, los opositores llevaron su denuncia ante la Unión Europea. Además, 3 mil personas marcharon días antes de celebrarse la última fiesta por el centro de Madrid, y destacadamente por las sedes de los dos partidos principales, pues consideran que "son los responsables de que se celebre un torneo que es una vergüenza para España. La manifestación se inició con un acto simbólico: romper 500 lanzas adornadas con lazos negros y amarillos.

En la reciente celebración hubo en Tordesillas enfrentamientos entre quienes defienden esa tradición cultural y se benefician económicamente con ella, y opositores llegados de distintas partes de España. Para la escritora Rosa Montero, el Toro de Vega es una auténtica brutalidad y no es la única que se comete contra los animales en su país, pero sí una de las más feroces y sádicas.

En el colmo, el Toro de Vega fue declarado en 1980 por las autoridades fiesta de interés turístico. Y hace 15, espectáculo taurino tradicional. Nomás falta que, para atraer turismo religioso, restablezcan la Santa Inquisición, establecida también hace 500 años para quemar en la hoguera herejes, judíos, moros y pecadores.


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Editorial: México en las fuerzas de paz: viraje criticable

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l anuncio de la participación de México en las fuerzas de paz de la Organización de Naciones Unidas (ONU), formulado por el presidente Enrique Peña Nieto durante la Asamblea General de ese organismo con sede en Nueva York, constituye uno de los virajes más trascendentes en cuanto a la conducción de la política exterior de nuestro país, que tradicionalmente se ha mantenido al margen de los conflictos extranjeros y de los cuerpos expedicionarios.

En efecto, salvo un pequeño periodo de participación de México en los cuerpos de paz de la ONU entre 1947 y 1949 –años en los que militares nacionales asistieron como observadores en los Balcanes y Cachemira, respectivamente–, nuestro país no había contado con presencia en los llamados cascos azules, en buena medida a consecuencia de su tradicional principio diplomático de no intervención.

El anuncio de Peña Nieto representa el cambio fundamental en una política de Estado que reviste aspectos criticables tanto en la forma como en el fondo, empezando por el hecho de que un anuncio de esa magnitud fue formulado en un foro internacional y frente a gobiernos extranjeros, lo que obliga a preguntarse si la decisión fue adoptada en función de los intereses de éstos y no del bienestar nacional.

Por otra parte, la determinación del Ejecutivo de inscribir al país en los cuerpos militares de la ONU constituye una anomalía institucional, en la medida en que se adoptó sin consultar al Senado de la República, que es la instancia legislativa encargada, por mandato constitucional, de fiscalizar la política exterior, a lo que se suma la omisión al deber político y moral de considerar la opinión de la ciudadanía.

Semejante conducta es consistente con una administración federal que se ha caracterizado por realizar modificaciones relevantes a la institucionalidad del país sin antes construir los consensos sociales y políticos necesarios para ello.

Más allá de las razones enunciadas, con la incorporación de México a las misiones de paz nuestro país se coloca como miembro de una corporación que enfrenta un desprestigio creciente y que en no pocas ocasiones se ha erigido en factor de agravamiento de las violaciones a los derechos humanos en los sitios en que ha sido emplazada: a las actitudes omisas e indolentes de los cascos azules frente a crímenes de lesa humanidad como los que se registraron en Bosnia y en Ruanda a finales del siglo pasado, se agregan los señalamientos de explotación sexual y abuso infantil en contra de sus integrantes, en naciones como Haití y el Congo.

En suma, los casos mencionados dan cuenta de que, bajo la bandera del organismo internacional y de las llamadas misiones de paz, pueden cometerse acciones abusivas que se traducen en un deterioro de los derechos humanos a escala mundial. Habría sido deseable que el gobierno mexicano –cuya imagen internacional en materia de derechos humanos es de por sí desfavorable– atienda esas consideraciones antes de integrar al país a una fuerza militar que, más que ser solución, suele convertirse en parte del problema.


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Julio Boltvinik: Economía Moral

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n la introducción de su libro, Thomas Piketty (TP) relata su postura sobre el capitalismo y sobre la corriente dominante de la economía. Pertenece a la generación que cumplió 18 años en 1989, año doblemente significativo por ser el bicentenario de la Revolución Francesa y cuando cayó el Muro de Berlín. Nunca, explica, sentí el más mínimo afecto o nostalgia por las dictaduras comunistas.

"Quedé vacunado de por vida en contra de la convencional y perezosa retórica anticapitalista, parte de la cual pareció ignorar el fracaso histórico del comunismo y muy a menudo se negó a procurarse los medios intelectuales necesarios para rebasarlo. No me interesa denunciar la desigualdad o el capitalismo como tales, especialmente porque las desigualdades sociales no representan un problema en sí siempre y cuando estén justificadas, es decir, fundamentadas en la utilidad común, como proclama el artículo primero de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Lo que sí me interesa es contribuir modestamente a determinar los modos de organización social, las instituciones y la políticas públicas más adecuadas para implementar con eficacia y eficiencia una sociedad justa." (Traduzco a partir de las ediciones en francés e inglés)

(El artículo primero al que alude TP se refiere a distinciones sociales y no a desigualdades. La justificación de la desigualdad que hace aquí requiere tratarse más a fondo, pero lo dejo pendiente para no cambiar de tema). A los 22 años, después de terminar su doctorado, fue contratado por una universidad de EU. Dice que el reconocimiento precoz de su trabajo lo hizo sentir bien, pero supo, casi de inmediato, que regresaría a Francia muy pronto. Una razón de ello, dice, es

"que yo no me sentía muy convencido por los economistas norteamericanos. Todos ellos eran muy inteligentes… Pero había algo extraño. Yo estaba conciente del hecho que yo no sabía nada de nada de los problemas económicos del mundo. Mi tesis consistió en algunos teoremas matemáticos relativamente abstractos y, sin embargo, a la profesión le gustaba mi trabajo. Me percaté muy pronto de que no había habido ningún esfuerzo significativo por recolectar datos históricos sobre la dinámica de la desigualdad desde Kuznets. Sin embargo, la profesión continuaba produciendo resultados puramente teóricos sin siquiera saber qué hechos necesitaban ser explicados. Y esperaba que yo hiciera lo mismo. Al regresar a Francia me puse a recolectar los datos faltantes".

Dicho esto, Piketty añade unas frases que son ya famosas:

"Para decirlo sin rodeos, la disciplina económica no ha superado su pasión infantil por las matemáticas y por una especulación puramente teórica y, con frecuencia, ideológica, a expensas de la investigación histórica y la colaboración con otras ciencias sociales. Los economistas están con frecuencia preocupados con problemas matemáticos menores que sólo a ellos interesan. Esta obsesión con las matemáticas es una manera fácil de adquirir la apariencia de cientificidad sin tener que dar respuesta a las más complejas preguntas que plantea el mundo en que vivimos".

Dicho lo anterior, añade que su sueño cuando impartía clases en Boston era hacerlo en la École de Hautes Études en Sciences Sociales, en cuyo profesorado han participado guías brillantes como Braudel, Lévi-Strauss, Bourdieu y Godelier. Añade que, a riesgo de parecer chauvinista, probablemente admiro a estos académicos más que a Robert Solow o incluso que a Kuznets, aunque lamento que las ciencias sociales hayan perdido en gran medida su interés en la distribución de la riqueza y en las clases sociales desde los años setenta. Añade:

la verdad es que la economía nunca debió buscar divorciarse de las otras ciencias sociales y que sólo puede avanzar en conjunción con ellas. Las ciencias sociales en conjunto saben muy poco para estar perdiendo el tiempo en tontas disputas disciplinarias. Si hemos de progresar en nuestro entendimiento de la dinámica histórica de la distribución de la riqueza y la estructura de las clases sociales, debemos obviamente adoptar un enfoque pragmático y valernos de los métodos de los historiadores, sociólogos y politólogos, además de los economistas. En mi opinión, este libro es tanto una obra de historia como de economía.

Foto

Portada y lomo de la edición en inglés del libro de Thomas Piketty

Es muy importante que sea Piketty, el economista de mayor éxito en muchos decenios, el que formule estas críticas a lo que Marx llamó la economía vulgar y que hoy se conoce como la economía de la corriente principal. Enmedio de la crisis más severa del capitalismo desde la Gran Depresión, los economistas parecen no haberse percatado de que su disciplina está en una severa crisis. Si de alguien se espera que explique las causas de esta gran crisis y recomiende con fuerza las medidas necesarias para superarla, es de los economistas. Sin embargo, como ha expresado Paul Krugman, premio Nobel de Economía, su disciplina no tiene la respuesta. Obviamente no puede tenerlas si su cuerpo teórico no tiene relación con el mundo real. Si, como dice Piketty, su especulación es puramente teórica y muy cargada ideológicamente. Si desprecian la realidad a tal grado que es famosa la expresión de un destacado miembro de la profesión, quien, confrontado con la crítica de que los supuestos de disciplina no se daban en el mundo real, contestó: peor para el mundo real.

Una critica similar a la de TP, pero más radical, surgió en el año 2000 en Francia: el movimiento por una economía post-autista, que se inició con los estudiantes de economía y se amplió muy rápido al profesorado, desbordó las fronteras de Francia y hoy está presente en muchos países. Sigo la narración que hace Edward Fullbrook en su artículo El movimiento por una economía post-autista: una breve historia (publicado en el Journal of Australian Political Economy, N° 50). El manifiesto inicial de los estudiantes franceses, publicado en la web, protestaba contra: a) la falta de realismo en la enseñanza de la economía; b) el uso incontrolado de las matemáticas y su uso como un fin en sí mismo, de lo cual ha resultado una 'ciencia autista', perdida en mundos imaginarios; c) la dominación represiva de la teoría neoclásica y de enfoques derivados de ella en los programas de enseñanza de la economía; y d) el estilo dogmático de enseñanza en economía, que no deja espacio para el pensamiento crítico y reflexivo. Los estudiantes plantearon un 'pliego petitorio' que argumentaba a favor de: 1) involucrarse con realidades económicas empíricas concretas; 2) priorizar la ciencia por encima del cientificismo; 3) un pluralismo de enfoques adaptados a la complejidad de los objetos económicos y a la incertidumbre que caracteriza las cuestiones económicas más importantes; 4) que sus profesores iniciaran reformas para rescatar la economía de su estado autista e irresponsable.

El movimiento ha crecido, y en cierto sentido se ha institucionalizado. Tiene su propia revista académica, Real-World Economics. En la página web del movimiento (www.paecon.net) hay otra historia del movimiento, que entre otras cosas dice:

De 1960 a la fecha los economistas neoclásicos han bloqueado progresivamente la contratación de economistas de otras corrientes en los departamentos universitarios de economía y les han negado la oportunidad de publicar en revistas académicas. También han reducido los cursos de economía que se ofrecen a los estudiantes. Han formalizado cada vez más su teoría, haciéndola progresivamente irrelevante para entender la realidad económica. Y ahora incluso están eliminando la historia económica y la historia del pensamiento económico de los programas de enseñanza, materias donde los estudiantes quedarían expuestos a ideas no neoclásicas.

Seguiré analizando el libro de Piketty en las próximas entregas.

www.julioboltvinik.org

jbolt@colmex.mx


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Jorge Eduardo Navarrete: Adiós al “adiós a las armas”

Written By Unknown on Jumat, 26 September 2014 | 14.11

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ace un cuarto de siglo, con el fin de la guerra fría, cundió cierto júbilo entre los internacionalistas. Se habló, con diversos grados de entusiasmo, del dividendo de la paz, derivado, sobre todo, de la drástica reducción del gasto militar, resultado lógico del final de medio siglo de balance del terror, predicado en el demencial concepto de la destrucción mutua asegurada –MAD, por sus iniciales en inglés–. Los primeros acontecimientos ofrecían cierta esperanza: entre 1992 y 2002 Estados Unidos y Rusia redujeron en forma significativa su gasto militar. Medidas por el SIPRI –el benemérito Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz, de Estocolmo–, esas erogaciones se abatieron, como proporción del PIB, en 1.5 y 0.7 puntos porcentuales, respectivamente. La caída, sin embargo, no fue duradera, y si algo frenó el renovado crecimiento de los recursos bélicos –cuyo nivel ha vuelto a alcanzar, en los años recientes (2012-2013), más de 4 puntos del PIB– fue la crisis económica que afectó con severidad a los antiguos rivales estratégicos. Además, como quedó en claro, desde los años 90 del siglo pasado, los aparatos militar-industriales de ambas naciones siguieron su propia lógica de afianzamiento, más o menos desconectada de la dinámica de las tensiones y conflictos, entre ellas o en el escenario mundial.

Hacia finales del primer decenio del siglo, el autor de un artículo con el título de Romper con la mentalidad belicista, publicado en Sundial, de la Universidad Columbia, en 1983, fue elegido presidente de Estados Unidos. En su campaña había revivido la noción de desarme nuclear; había firmado en el primer año de gobierno –con Dimitri Medvediev, a la sazón su contraparte rusa– un nuevo tratado de reducción de arsenales nucleares, New Start; había provocado entusiasmo, urbi et orbi, con un elocuente discurso de corte pacifista en Praga, y había conseguido que se le otorgase el premio Nobel de la Paz, como acaba de recordarlo The New York Times (22/9/14). La expectativa de 10 años antes se renovó de manera espectacular.

Ahora, mediado el segundo decenio del siglo, ante la agudización de las tensiones y la multiplicación de los focos de conflicto y, sobre todo, el más o menos impredecible desenlace de los enfrentamientos en Ucrania, los internacionalistas discuten si ha retornado la guerra fría, y se deja sentir con similar o mayor crudeza. Quizá una de las manifestaciones más preocupantes de estas renovadas tensiones, tanto las que precedieron al episodio ucraniano como las directamente conectadas con éste, es su peso sobre la orientación y alcance de las decisiones estratégicas de largo plazo de los rivales de la guerra fría que vuelven a enfrentarse.

Para el caso de Estados Unidos se dispone de un análisis, desde el punto de vista del impacto presupuestal, de la estrategia nuclear en el decenio hasta 2023, contenido en un estudio reciente de la CBO, la Oficina Presupuestal del Congreso (www.cbo.gov). Es claro, por principio de cuentas, que el objetivo de largo plazo de búsqueda de la seguridad en un mundo sin armas nucleares, proclamado por Obama en Praga en 2009, ha quedado abandonado en definitiva. La visión a 2023 contempla –señala de entrada el documento de la CBO– "el mantenimiento de los tres tipos de sistemas que pueden portar armas nucleares a largas distancias –los submarinos capaces de lanzar proyectiles balísticos, los cohetes intercontinentales con base en tierra, y los aviones de bombardeo de largo alcance–, conocidos, en su conjunto, como la triada estratégica nuclear". Se prevé además, agrega el documento, preservar la capacidad para desplegar armas nucleares tácticas, transportadas al exterior mediante aviones de combate, en apoyo de [países] aliados.

El mantenimiento de arsenales y vehículos portadores de artefactos nucleares se produce en una situación caracterizada, en los términos del mismo documento, por el hecho de que, actualmente, casi todos los sistemas de porteo y las armas nucleares que transportan están próximos al final de sus lapsos de vigencia operacional y será preciso moderni­zarlos o remplazarlos por otros nuevos a lo largo de los próximos dos decenios. De forma simultánea, continúa el estudio de la CBO, se requerirán otras inversiones para restaurar y actualizar los laboratorios [nucleares] de la nación y el complejo de instalaciones y servicios de apoyo exigidos por el arsenal estadunidense de armas nucleares.

No es clara, en el documento de la CBO, la forma en que el costo presupuestal total asociado a las fuerzas nucleares de Estados Unidos –que llega al impresionante monto de algo más de medio billón de dólares en el lapso 2014-2023– se subdivide en dos componentes básicos, desde el punto de vista de su impacto en las relaciones internacionales. Habría que estimar, por una parte, el costo asociado al mantenimiento strictu sensu de los arsenales nucleares y sus sistemas de porteo y, por otra, al relacionado con la ampliación y modernización de unas y otros. Este último sería un costo asociado a la proliferación vertical de las armas nucleares y entraría en abierto conflicto con los objetivos y aspiraciones de la comunidad de naciones en materia de no proliferación. Oponerse a la proliferación de armamentos nucleares no sólo significa tratar de evitar que estados no poseedores de armas nucleares las adquieran –proliferación horizontal– sino evitar también que los estados nucleares aumenten sus arsenales en número y calidad de los artefactos que los integran o de los medios de porteo de los mismos. Es de suponerse que esta segunda finalidad, la de modernización y aumento de la efectividad de los arsenales, absorbe proporciones importantes de los montos previstos, en el decenio 2014-2023, para: sistemas de lanzamiento de armas nucleares, 136; armas, reactores navales y sistemas de apoyo, 105; y sistemas de comando, control, comunicaciones y prevención temprana, 56 (cifras en miles de millones de dólares). Se trata, es claro, de una estrategia de rearme nuclear.

Es difícil imaginar que el rival estratégico de Estados Unidos en tiempos de la guerra fría, que mantiene el segundo arsenal nuclear en importancia –cuyas necesidades de actualización y modernización son, cabe presumir, mayores proporcionalmente que las estadunidenses– esté dispuesto a presenciar con tranquilidad el enorme esfuerzo de rearme nuclear de Estados Unidos. Lo mismo podrá afirmarse, con toda seguridad, de China, poseedora del tercer arsenal nuclear en importancia y potencia en ascenso.

Con el fin (transitorio, como ahora se advierte) de la guerra fría, algunos previeron un pronto adiós a las armas nucleares. Es a esa ilusoria perspectiva a la que ahora corresponde decir adiós.


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Editorial: CNDH: omisiones y extravío

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ntegrantes de diversas organizaciones de la sociedad civil y defensoras de los derechos humanos –la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos, Católicas por el Derecho a Decidir y los centros de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas y Miguel Agustín Pro Juárez, entre otras– presentaron ayer una demanda de juicio político en contra del presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, donde señalan las gravísimas omisiones cometidas por el organismo que éste dirige ante los atropellos a las garantías individuales, y afirmaron que Plascencia ha faltado a su mandato de defender a las víctimas de violaciones de derechos humanos.

Los señalamientos referidos son fundados: durante la gestión del funcionario cuestionado la CNDH se ha caracterizado en muchas ocasiones por actuar no como un organismo de Estado encargado de salvaguardar las garantías individuales, sino como una dependencia gubernamental supeditada a los poderes Ejecutivo federal y los estatales y ha mostrado, por tanto, una obsecuencia inadmisible ante abusos de las autoridades.

Uno de los ejemplos más recientes de tal actitud es el carácter errático y tibio del informe de la CNDH sobre los hechos del pasado 9 de julio en Puebla, donde un proyectil disparado por elementos policiales mató al menor Luis Alberto Tehuatlie: aunque el organismo público documentó los excesos cometidos en ese episodio y echó por tierra la versión del gobierno de Rafael Moreno Valle de que la muerte se había debido a un cohetón lanzado por los manifestantes, omitió señalar responsabilidades de integrantes del Ejecutivo estatal y se erigió, de esa manera, en un garante de la impunidad.

Otro tanto puede decirse de la respuesta que brindó ayer el propio Plascencia Villanueva respecto de la investigación que anunció sobre los hechos del 30 de junio en Tlatlaya, estado de México, donde murieron 22 civiles presuntamente a manos de elementos del Ejército: la supuesta disposición del ombudsman a investigar el hecho se vio desvirtuada por la afirmación de que tenemos claridad de que se trató de un enfrentamiento, lo que muestra una predisposición a suscribir la versión del gobierno federal y desvirtúa de antemano las pesquisas referidas.

Con estos antecedentes es claro que la solicitud de las organizaciones no gubernamentales a la Cámara de Diputados resulta atendible y procedente, y cabe esperar que los legisladores esclarezcan las posibles faltas atribuibles a una conducta institucional que ha generado una intolerable indefensión de los ciudadanos ante los excesos y atropellos de servidores públicos, alienta la impunidad en los casos de violaciones a los derechos humanos y profundiza el descrédito de las instituciones ante la opinión pública.

La creación de la CNDH fue el resultado de un proceso sumamente difícil y costoso, en el que diversos esfuerzos individuales y colectivos se sumaron para avanzar hacia un poder público sometido al estado de derecho y con contrapesos institucionales a los abusos y excesos de servidores públicos. Sería inadmisible que todos esos empeños, por no hablar de los presupuestos públicos otorgados al organismo, terminen por ser desvirtuados a consecuencia de una gestión institucional que, en la opinión de organizaciones y activistas humanitarios independientes, ha incumplido con su mandato constitucional.


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Orlando Delgado Selley: Soberanías en cuestión

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a decisión de los ciudadanos escoceses resultó clara. El no ganó ampliamente. No fue cuestionado el resultado. El conteo de los votos fue escrupuloso de modo que es posible analizar detalladamente lo que ocurrió, tanto a nivel general como en cualquier unidad geográfica o entre votantes de diferentes edades. El desarrollo de las campañas, expresado en las variaciones de las preferencias electorales, dio cuenta de la relevancia de ciertas intervenciones. Los interesados en emitir su punto de vista tuvieron la posibilidad de participar. Entre los participantes hubo importantes opinadores globales en materia económica, como Krugman y Stiglitz, que contribuyeron al debate.

Los términos de la discusión económica fueron variados. Un tema central fue establecer los pros y los contras de la decisión de independizarse del Reino Unido. En este aspecto se presentó información sobre el estado de esa economía; sobre su comercio exterior, incorporando las explotaciones de crudo; la situación de las finanzas públicas, incluyendo tanto el análisis de las contribuciones tributarias como las diferentes políticas de gasto con el fin de determinar la estabilidad de su posición superavitaria. Al examinar la información se implicaron diferentes visiones sobre la impacto de la decisión ciudadana sobre la estabilidad de los agregados económicos.

El gobierno escocés en funciones, promotor de la decisión de independizarse, reunió un grupo de expertos para analizar las decisiones económicas fundamentales que deberían tomarse el día 1 de la independencia. Una de las más importantes era responder la pregunta sobre sí mantenerse o separarse de la libra esterlina, lo que implicaría negociaciones complicadas con el Tesoro británico y con el Banco de Inglaterra. La experiencia del euro resultaba, por supuesto, crucial. La discusión ofreció argumentos para estar en condiciones de valorar las ventajas y desventajas de contar con una moneda propia cuando se presenten acontecimientos críticos exógenos e incluso endógenos.

En este debate, que colocó en diferentes posiciones a Krugman y a Stiglitz, se examinaron las posibilidades de actuación de autoridades nacionales que cuentan con soberanía monetaria y de las que por haberse integrado a proyectos comunes carecen de ella. La comisión de la que formaba parte Stiglitz sostuvo la conveniencia de permanecer con la libra, mientras que Krugman planteó que era no sólo inconveniente sino peligroso.

El debate, por supuesto, no fue solamente académico. También fue político. En realidad la intervención de los funcionarios de los bancos privados y de las autoridades monetarias británicas se propuso inclinar la balanza hacia la permanencia en la Unión, a partir de la amenaza de cambiar las sedes de las matrices bancarias, así como la negativa a aceptar que Escocia permaneciera en el ámbito de la libra esterlina.

Estas intervenciones de actores económicos con capacidades financieras para modificar el funcionamiento nacional, propone desafíos significativos a uno de los paradigmas centrales de la democracia: la capacidad del votante para elegir soberanamente entre las opciones propuestas. Es indudable que el posicionamiento de los bancos no es ajeno al propósito de cambiar el sentido de la votación a partir de construir escenarios catastrofistas.

Estas intervenciones probablemente alteraron el sentido de la decisión de numerosos ciudadanos. Esto no es medible con la misma precisión con la que se sabe que los jóvenes apoyaron masivamente la independencia y que los mayores de 65 años la rechazaron. Pero es indudable que impactaron, lo que implica que hubo actores que desequilibraron el proceso democrático.

El asunto abre interrogantes: ¿son válidas en el funcionamiento democrático intervenciones de actores económicos que pueden cambiar el curso de una economía? Para economías menos desarrolladas, como la nuestra, estas intervenciones existen aunque son menos abiertas, ¿convendría que se abrieran como en Escocia? Una respuesta es lo sucedido en el proceso electoral brasileño, con la intervención del Banco Santander advirtiendo a los inversionistas de mayores recursos en ese país que la relección de Dilma Rouseff generaría un ambiente negativo y la respuesta de la Presidenta.

odselley@gmail.com


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Julio Hernández López: Astillero

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ENCUENTRO EN LA GRAN MANZANA. En el cotexto de su visita de trabajo a la ciudad de Nueva York, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, se reunió con el rey de España, Felipe VI, luego de los trabajos de la 69 sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas. Ahí, el mandatario mexicano anunció la participación de nuestro país en misiones para el mantenimiento de la paz encabezadas por la ONU, incluso con personal militar para llevar a cabo labores humanitariasFoto Ap

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nrique Peña Nieto (EPN) estuvo en Nueva York en plan triunfalista. Pronunció un discurso más de los que anualmente son presentados en la asamblea de las Naciones Unidas sin que nadie se entere más que para fines protocolarios, en esa fiesta internacional de la intrascendencia diplomática. Participó, además, en diversos actos que le resultaron gratos, uno de ellos para recibir una distinción (inexplicable o, en la más generosa de las hipótesis, aún prematura) como Estadista Mundial 2014 de parte de Appeal of Conscience (Llamado a la conciencia), fundación integrada por representantes de diversas religiones, encabezada por el rabino Arthur Schneier, quien le dijo al mexicano: ''A veces tengo profecías, y usted me oyó decir antes que usted va a asumir un papel de liderazgo en la escena mundial''.

En el comité de fiduciarios y consejo consultivo de la fundación que entregó a Peña Nieto su diploma de Estadista Mundial está el ''Hon. John D. Negroponte'' (http://bit.ly/1upBZnc ), diplomático estadunidense especializado en espionaje, intervencionismo y desestabilizaciones, cuya hoja de servicios incluye episodios muy oscuros, acusado en Honduras de promover guerra sucia contra guerrilleros y opositores al gobierno títere, con tortura y asesinatos incluidos, y de conseguir financiamiento ilegal para poner en funcionamiento a los contras en la Nicaragua sandinista. Negroponte fue embajador de Estados Unidos en México durante el salinismo y fue un especial operador en torno al diseño y firma del Tratado de Libre Comercio.

Pero no todo fue sombrío en la entrega de los certificados aspiracionales de Estadista Mundial 2014, pues otro de ellos fue entregado a Robert A. Iger, quien (¿también?) ejerce un liderazgo trascendente en el mundo de las fantasías, como presidente y director ejecutivo de la compañía Walt Disney. Por cierto, entre los asistentes a la ceremonia de entrega de esos reconocimientos, vaticinios o esperanzas estuvieron el supermillonario mexicano Carlos Slim y el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin.

En esas y otras reuniones similares, el ex gobernador del estado de México tuvo como tarjeta de presentación las reformas estratégicas que logró imponer en menos de dos años de estar como ocupante de Los Pinos, de manera relevante la relacionada con los energéticos, que constituyen un apetitoso pastel para inversionistas y poderes prácticos, uno de ellos el estadunidense que, sin disparar una sola bala ni molestarse en intervenciones militares, ha convertido a su vecino en dócil reserva petrolera. El agradecimiento de la potencia norteña es tal que, por ejemplo, ayer el monolingüe político de Atlacomulco fue sentado en una mesa de honor a la diestra de Barack Obama, quien tuvo a la siniestra al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon (ahora, México participará en acciones de paz en países en conflicto). A su vez, el mexiquense tuvo a su diestra al rey de España, Felipe VI (quien, afortunadamente, sí habla español).

El efecto Atlacomulco es imparable, pues ayer mismo se supo de otro reconocimiento en el extranjero a funcionarios que en México no rinden las buenas cuentas que desde fuera suponen o quieren suponer. El beneficiario es Luis Videgaray, señalado por la revista Euromoney como ministro de finanzas del año. Lo aberrante es que al hombre que ha tenido estrangulada a la economía mexicana no se le ''premia'' por los resultados concretos y medibles que hubiera tenido durante determinado lapso de su ejercicio como secretario de Hacienda, sino por algo que en dado caso correspondería al ámbito de lo político: ''su participación en el logro e implementación de las reformas estructurales que se llevan a cabo en México'', según precisó Clive Horwood, editor de la publicación europea.

Es notable la ansiedad de grupos políticos, empresariales y mediáticos del extranjero por apuntalar el proceso reformista iniciado por Peña Nieto. Euromoney se ha tropezado en busca de reconocer a Videgaray lo que no ha hecho y nadie sabe si realmente llegará a hacer. Véase la explicación oficial de esa revista al dar a Videgaray el título de ministro de finanzas del año: ''Este reconocimiento es un reflejo del efecto transformacional que el reciente programa de reformas estructurales tendrá sobre la economía de México'' (http://bit.ly/1uHJX7u ). Otro apuntalamiento a EPN ha sido su designación como presidente de la Alianza para el Gobierno Abierto, convenio suscrito por 64 países en busca de transparentar la conducta y acciones de funcionarios públicos. México ni siquiera ha creado la comisión contra la corrupción que EPN anunció durante su campaña electoral, y la Secretaría de la Función Pública es una oficina abandonada, sin titular en firme, que ya ni siquiera simula algún tipo de indagaciones y castigos a la galopante corrupción nacional en todos los ámbitos de gobierno.

El ''efecto transformacional'' del peñismo sobre los partidos de oposición pactada provoca turbulencias en el Senado, donde el servicial presidente de la mesa directiva, el perredista Miguel Barbosa, ha sido acusado de preparar un acto para el lucimiento de Peña Nieto, según eso a título de un foro sobre federalismo. El mexiquense ha usado una y otra vez en sus giras al extranjero la referencia a que sus reformas fueron logradas en 20 meses y con la participación aprobatoria de los principales partidos adversos al suyo. Ese control excesivo sobre perredistas chuchos y no (Barbosa formaba parte de Nueva Izquierda y ahora ha decidido iniciar su propio negocio particular, aunque en momentos difíciles no será extraño que las querencias reúnan a los antiguos socios), lleva a los estrategas de Los Pinos a diseñar actos de pleitesía faraónica como el que pretenden realizar el próximo 30. Dolido porque a su entender Los Pinos ha desatado una campaña de desacreditación contra el PAN, con fines electorales, el maderismo exige que haya debate partidista con EPN, pero Barbosa se esmera en que no haya riesgo alguno para el visitante en jefe. ¡Hasta mañana!

Twitter: @julioastillero

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Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx


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Margo Glantz: Y sigamos con París, capital de exilios

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ayuela, de Cortázar, novela casi totalmente parisina, no tendría sentido sin la presencia de su ciudad elegida. Allí tradujo a Poe, como Benjamin a Proust. A París llegaron quienes huían de la dictadura de Juan Carlos Onganía, mismo que en 1966 había intervenido las universidades y prohibido la minifalda. Huyeron los perseguidos por la dictadura de 1973 a 1983, o, como Copi, cansados de la hipocresía católica, la corrupción administrativa, el machismo, la fobia homosexual y la censura.

En París se organizaron grupos musicales famosos: el cuarteto Cedrón, llegado a Francia en 1972 e instalado allí desde 1975 y para quien Cortázar escribió varias letras de tango. También Astor Piazzola y Susana Rinaldi se instalaron desde 1977.

Una digresión: Recuerdo que cuando vivía en Francia, allá por los años 50, se produjo un gran auge de la música folclórica latinoamericana, con grupos conformados por músicos de diversos países, mexicanos, bolivianos, argentinos, peruanos, chilenos.

La cultura española en el exilio floreció en París después de la caída de la República Española, como también en México, donde llegaron figuras extraordinarias en todas las disciplinas, como puede leerse en el primer tomo de París y México: capitales del exilio, coordinado por Philippe Ollé-Laprune, y del cual hago esta reseña. Tal es el caso de la librería española de Antonio Soriano. Es importante recordar que después de la Segunda Guerra Mundial el idioma español pasó a ocupar el segundo lugar en la enseñanza francesa, en detrimento del alemán. Asimismo, el interés por la cultura y la lengua españolas se vieron impulsados por la política gaullista de acercamiento a América Latina. Se crearon asimismo editoriales donde se publicaron obras de Juan Goytisolo, Juan Ramón Jiménez y autores que habían permanecido en España, como Gil de Biedma, Gabriel Celaya, Blas de Otero.

El chileno Raúl (Raoul) Ruiz fue en un tiempo guionista de la televisión mexicana y escribió más de cien guiones para teatro. Ruiz parte al exilio después del golpe de Pinochet, y, visto por muchos como un autor de cine francés, su vida transcurrió entre su país natal y Francia. Ruiz filmó con las estrellas más conocidas del cine anterior a la decadencia del cine de autor, entre ellos Marcello Mastroianni.

Esta apresurada revista al tomo dedicado a París como capital del exilio no puede dejar de destacar la presencia de los exiliados rumanos: Eugène Ionesco, Emil Cioran y Mircea Eliade. Eliade es una figura ambivalente, nacido en Bucarest en 1907 y muerto en 1986 en Chicago, donde fue profesor largo tiempo en el Instituto de Estudios Orientales y con quien conversé en dos ocasiones en la casa que habitaban mis queridos y admirados amigos, ya fallecidos, Laurette Séjourné, gran antropóloga, y Arnaldo Orfila, director de la editorial Siglo XXI, y durante largo tiempo de la mejor época del Fondo de Cultura Económica. Su figura política es ambigua, perteneció a las Guardias de Hierro, organización fascista y antisemita en la época en que su país fue aliado de los nazis; a la llegada del comunismo se exilió en París donde vivió hasta 1957. Al final de su vida volvió a verse envuelto en un escándalo que parece adquirir una más clara connotación cuando se comprueba su adhesión al fascismo documentada sobre todo en los Diarios de su amigo Mijaíl Sebastian (1935-1941), quien apenas hace algunos años ha vuelto a circular en lenguas europeas, y a quien Eliade discriminó por ser judío cuando ingresó como muchos otros intelectuales rumanos –por ejemplo, Cioran– a las Guardias de Hierro, asociación vinculada más tarde con el nazismo.

Ionesco es, como sabemos, uno de los pilares del Teatro del Absurdo junto con Beckett y Adamov, los tres exiliados en París. La obra de Ionesco y la de Cioran están estrechamente relacionadas con la vida parisina del teatro y de la filosofía, así como la de Eliade, muy estudiada y de gran influencia en Francia hasta finales del siglo XX.

Twitter. @margo_glantz


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